La implementación de las nuevas tecnologías en la gestión documental, conlleva a reevaluar el perfil del profesional de información, puesto que el incremento de las tecnologías de información y comunicación, han facilitado la aparición de las bibliotecas digitales y centros documentales conformados por soportes magnéticos, electrónicos o virtuales.
La revolución tecnológica ha provocado enormes cambios en la producción de búsqueda, en la formación de riquezas a partir del conocimiento, la forma de vivir, trabajar y también en los planteamientos de dinámicas en el acceso a la información generando cambio en los centros de documentación y de igual forma en el personal que trabaja en dichos espacios.
A raíz de este nuevo escenario se observan modificaciones en el perfil del profesional de información, pues debe adquirir las competencias para el dominio de sistemas más sofisticados de recuperación de información; siendo competitivo y riesgoso a partir de la capacitación constante e innovadora.
De modo que el desafío representativo para el profesional de información se enmarca en la capacidad de adaptarse a la evolución acelerada de su entorno y servir de enlace, guía y orientador para sus usuarios fundamentado en su crecimiento para el posicionamiento de la profesión.
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